La certeza de la vida

La certeza de la vida

Lunes 26 de abril, 2010


El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.

OTRA DE LAS CONSECUENCIAS DE HABER sido justificados por la fe es que tenemos la seguridad de la vida eterna. Pablo nos dice: ¨Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna¨(Rom. 6:22). La vida eterna es el propósito último de la justificación, ya que nos brinda lo oportunidad de convivir con Dios. Así que no solo no tenemos miedo a lamuerte, sino que tenemos la certeza de la vida eterna. Vida que se mide al lado de Jesucristo. El hijo de Dios tiene tal certeza de obtener la vida eterna, que en labios del Señor, se empieza a vivir aquí y ahora. Notemos sus palabras: ¨Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna¨ (Juan 6:47). ¨Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera;y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás¨(Juan 11:25,26). El apostol Juan tenía ese convencimiento: ¨Pero éstas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el *Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida¨ (Juan 20:31). ¨Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna¨ (1 Juan 5:13). Por cierto la vida que Cristo nos da, comienza en el momento de aceptarlo, aquí, ahora. La resurrección garantizará esta vida por la eternidad. Cuando una persona acepta a Cristo como salvador personal, empieza a gozar por anticipado la vida futura, porque es Dios que la promete, y él no miente. Por lo tanto, hay seguridad y confianza. El cristiano empieza a saborear la vida eterna desde ahora, mientras vive en este mundo. La garantía viene a través de su fe en Cristo.


Libres del temor a la muerte

Libres del temor a la muerte

Domingo 25 de abril, 2010


Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—,y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida. (Hebreos 2:14,15)

OTRO DE LOS TEMORES QUE EL MENSAJE de la justificación por la fe elimina de la vida del creyente, es el temor a la muerte. Los seres humanos instintivamente le tenemos temor a la muerte. Por más que se hallan inventado teorías sobre el estado de los muertos, a nadie le gusta morir. Quisieramos vivir para siempre. Salvo los que se encuentran en tal grado de sufrimiento que prefieren morir, normalmente el ser humano prefiere vivir. La biblia enseña que la muerte es el resultado del pecado. San Pablo dice: ¨Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la *humanidad, porque todos pecaron¨ (Rom 5:12). Como seres pecadores cosechamos la muerte. El pecado tiene su propio castigo: La separación de Dios, que es la aniquilación. El Señor es la norma del universo, la norma del orden. Lo que está contra Dios introduce desorden y caos. Donde reina el pecado reina la confusión. Estas cosas no pueden existir para siempre delante de él, es decir no pueden coexistir con Dios, porque es Todopoderoso y tiende a destruir lo que se le opone. El pecado, que es oposición a Dios, tiene asegurado su fin. Cuando el pecado termine, acabará la muerte. Cunado Dios justifica al pecador, soluciona el problema del pecado en la vida humana, y no estamos más en oposición a Dios. Estamos en armonía con él. Por lo tanto no cosechamos la muerte sino la vida. Por su muerte, Cristo ganó el derecho de dar vida a sus seguidores. Al estar con Cristo, no tenemos miedo a morir, porque con Cristo no hay muerte, sino vida.


¿Temor del juicio?

¿Temor del juicio?

Sábado 24 de abril, 2010


Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida (Juan 5:24)

LA ESCENA BIBLICA DEL JUICIO PUEDE atemorizar al alma más confiada. Pero a esa escena le hemos agregado otros detalles e interrogantes que lo hacen todavía más preocupante. A nuestros niños en nuestra iglesia o en sus casas, para persuadirlos a que sean obedientes les decimos: { acuérdense de que los ángeles que nos ven, ellos anotan todo lo que hacemos. Recuerden que vamos a presentarnos en el juicio ante Dios}. Algunos pastores desde el púlpito le recuerdan a los hermanos que el juicio investigador está en proceso en el cielo, que nuestros nombres pueden pasar en un momento a otro, y cuando tal cosa ocurra, deducen, la puerta de la gracia se cerrará. ¿No deberíamos estar vigilantes cada momento? Otros lo hacen más dramático aun: {supongamos, dicen, que usted va manejando por la carretera y le viene un mal pensamiento, y en ese instante tiene un accidente fatal, ¿podrá salir librado en el día del juicio investigador?} Cuando entendemos el juicio en forma debida nos damos cuenta que tiene la finalidad de revelar quienes son hijos de Dios y quiénes no. Los registros se llevan para demostrar ante el universo por qué Dios salva a unos y rechaza a otros. Así que los hijos de Dios comparecen ante el juicio para ser vindicados, mientras que los demás aparecen para ser condenados. Entonces, el juicio será un motivo de alegría para los que son miembros del pueblo de Dios, y un motivo de tristeza para los que no lo son. Por esta razón si estamos del lado de Cristo no debemos temor el juicio; al contrario, desearemos que llegue. Los que sí tienen razón para temer el juicio son los que han rechado la gracia de Dios revelada en Cristo. La pregunta importa es: ¿Estás hoy del lado de Cristo?


Temor al juicio

Temor al juicio

Viernes 23 de abril, 2010


Al iniciarse el juicio,
los libros fueron abiertos (Daniel 7:10)

EL MENSAJE DE LA JUSTIFICACION POR LA FE nos ayuda a enfrentar dos conceptos que pueden causar temor y aprensión en la vida del cristiano. El primero es el asunto del juicio final. A todos nos conmueve la idea de tener que estar en un juicio donde seremos juzgados por Dios. El concepto de un juicio final tiene la posibilidad de llenarrnos de temor si no lo entendemos correctamente. El mensaje de la justificación por la fe tiene la virtud de ponerlo en la perspectiva correcta. La idea bíblica es que todos compareceremos ante el tribunal de Dios algún día, para dar cuenta de lo que hicimos y seremos juzgados de acuerdo a nuestros hechos¨Porque Dios «pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras»¨ (Rom 2:6). También nuestras palabras serán objeto del juicio de Dios. Nuestro Señor dijo: ¨Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenarᨠ(Mateo 12:36 y 37). Pero no solo vamos a enfrentar nuestras acciones y palabras, sino también nustros motivos secretos: ¨Así sucederá el día en que, por medio de Jesucristo, Dios juzgará los secretos de toda persona, como lo declara mi evangelio¨(Rom 2:16). Nadie escapará de los juicios de Dios: ¨ ¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios!¨(Rom 14:10). El juicio del Señor, sin embargo, será justo: ¨Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado¨(Hechos 17:31). Sin embargo, esta descripción bíblica del juicio de Dios, tiene la capacidad de atemorizar a cualquiera. Todos sentimos temor ante el juicio de Dios porque reconocemos que tenemos faltas y errores, y que hemos pecado contra Dios. Todos somos conscientes de nuestras debilidades y nuestros motivos ocultos. Todos tenemos temor: ¨Cada cual tiene un alma que salvar o que perder. Todos tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada cual deberá encontrarse cara a cara con el gran Juez¨(Cristo en su santuario, p.136).


Cobertura Completa

Cobertura Completa

Jueves 22 de abril, 2010


¿Dónde, pues, está la *jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe (Rom 3:27)

EL MENSAJE DE LA JUSTIDICACION POR LA FE nos salva del perfeccionismo porque nos enseña que debemos confiar en Dios y no colocar nuestra confianza en lo que podemos hacer. Nos dice que nuestra justicia procede de Dios y que no es obra nuestra. Que cuando comenzamos la carrera cristiana, Dios nos declara justos por lo que Cristo hizo, no por ningún logro nuestro. El Señor no nos condena como pecadores, porque condenó a Jesús como pecador en nuestro lugar. Que ya no ve nuestro pecado sino la justicia de Cristo. La justificación por la fe nos dice que, ciertamente, para ser salvos debemos estar libres de pecado, debemos ser perfectos para estar en la presencia de Dios, pero esa perfección se alcanza solamente a través de los méritos de Cristo, quien fue perfecto a delante de Dios. La justificación por la fe nos dice que, ciertamente para estar en la presencia de Dios, debemos ser santos y limpios de corazón, pero que la única manera de serlo es a través de Jesús, quien fue santo y limpio. El mensaje de la justificación por la fe nos dice que no es suficiente haberle entregado la vida a Cristo una vez. Puesto que tenemos una naturaleza corrupta y contaminada por el mal, debemos depender constantemente de Cristo, pues somos débiles y necesitamos cada día su poder y fuerza. Que lo único que nos da seguridad es estar del lado de Cristo, y esto es una decisión que tenemos que hacer cada día. Reflexionemos: ¨¿Qué es la justificación por la fe? es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre, y hace por el hombre lo que él no tiene la capacidad de hacer por si mismo¨ (Testimonios para los Ministros, p.464).


No hay excusa

No hay excusa

Miércoles 21 de abril, 2010


Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas (Rom 2:1)

EL PROBLEMA DEL PERFECCIONISMO es que pretende que los seres humanos, puedan llegar a ser excelentes en este mundo, y hacen de esa posible perfección, el requerimiento para entrar en el reino de Dios. Luego el perfeccionista se convierte en juez de las personas que luchan y no obtienen la victoria. Dice: ¨el fracaso es el resultado de ser infiel a Dios¨. Esto trae frustración y desencanto al corazón de los sinceros cristianos, que luchan sin poder llegar al sentimiento de haberlo alcanzado. Les roba la paz en Cristo, la felicidad y el gozo de vivir. A la postre los convierte a una religión basada en el mérito, que sí es bancarrota espiritual. Por otro lado, rechazar el perfeccionismo no debe ser excusa para vivir en pecado. No es correcto decir: ¨Hagamos esto, al fin y al cabo, perfecto no hay nadie en el mundo¨. O decir: ¨Cometí este pecado, pero bueno, es que somos pecadores¨. Esgrimir nuestra condición caida para excusar el pecado es tan equivocado como el mismo perfeccionismo. Se nos dice: ¨Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias o cultivadas, y para grabar su propio carácter en su iglesia¨ (Deseado de todas las Gentes, p.625). No hay excusa para pecar porque tenemos un poder infinito que está de nuestro lado. Pero mientras vivamos en este mundo de pecado, no podemos decir que ya hemos logrado vencer el mal. El que lo diga está engañado, y es un engañador. Notemos estas palabras: ¨No podemos decir: [yo no tengo pecado], hasta que este cuerpo vil sea cambiado y transformado a la semejanza de su cuerpo divino¨ (A fin de Conocerle, p.360). ¨Cuando termine el conflicto de la vida, cuando la armadura sea colocada a los pies de Jesús, cuando los santos de Dios sean glorificados, entonces, y solo entonces, será seguro afirmar que somos salvos y sin pecado¨ (Mensajes Selectos, t.3, p 406).


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